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viernes, 24 de febrero de 2012

Satélites echan un vistazo al interior de la tierra

Tres satélites construidos en Alemania examinarán el campo magnético de la Tierra para aclarar cómo el viento solar influye sobre nuestro planeta.

El campo magnético de la Tierra no se puede ni ver, ni oír, ni sentir. A pesar de ello, tiene una importancia enorme. Sin el campo magnético no existiríamos, porque estaríamos completamente expuestos a la radiación cósmica”, explica Albert Zaglauer, director de proyectos de la compañía Astrium en Friedrichshafen, Alemania. El campo magnético es un escudo que desvía las partículas cargadas de energía que llegan a nosotros desde el Sol y las profundidades del universo.

Sin el campo magnético la Tierra hubiera perdido su atmósfera hace mucho tiempo, lo que a su vez hubiera hecho imposible la vida en la superficie del planeta. Por esta razón, la Agencia Espacial Europea (AEE) quiere estudiar más profundamente el campo magnético terrestre con la misión “Swarm”.

Para examinar los rápidos cambios del campo magnético terrestre durante las tormentas solares son necesarias mediciones simultáneas en distintos lugares.

Swarm es una palabra inglesa que significa bandada. Esto indica que no solo es uno, sino son tres los satélites que van a observar el campo magnético de la Tierra. “Las mediciones magnéticas nos informarán sobre los procesos en el núcleo fundido de la Tierra”, dice Nils Olsen, quien participa en la planificación de la misión Swarm en el Centro Espacial Danés. Aunque en realidad los tres satélites entran en acción en órbitas a 460 y 530 kilómetros de altura, este proyecto se mete literariamente debajo de la piel de la Tierra.

Vuelo espacial al interior de la Tierra

El campo magnético es originado por los movimientos de material líquido en el interior del planeta. Mediciones en la Tierra muestran que la fuerza del campo magnético ha disminuido constantemente en los pasados 150 años. Los investigadores también han descubierto que los polos magnéticos del planeta cambian su posición y que el campo magnético invierte completamente su polaridad en promedio cada medio millón de años. Es posible que la Tierra esté ahora a punto de efectuar ese cambo magnético.

Los tres satélites son idénticos, pesan 500 kilogramos cada uno y miden nueve metros de largo.

Los satélites Swarm deben examinar como nunca antes el estado actual y el proceso de desarrollo del campo magnético. Para hacerlo, los sensibles satélites exploran las características magnéticas regionales de la corteza terrestre. Swarm mide también cómo las grandes corrientes oceánicas pueden cambiar hasta cierto punto el campo magnético.

Cuerpos delgados y aerodinámicos

Para examinar los rápidos cambios del campo magnético terrestre durante las tormentas solares son necesarias mediciones simultáneas en distintos lugares. Ya que un solo satélite no podría recolectar todos lo datos, es necesario poner tres en órbita. “Es verdaderamente sorprendente lo que aprenderemos de la Tierra y del Sol con estos pequeños satélites”, afirma Olsen.

Los tres satélites son idénticos, pesan 500 kilogramos cada uno y miden nueve metros de largo. Para mantener la superficie de resistencia tan pequeña como sea posible, los satélites son delgados y aerodinámicos. Los instrumentos de medida más sensibles se encuentran al final de un brazo de cuatro metros de largo, el cual solo es desplegado cuando el satélite se encuentra en el espacio. Con sus largos brazos y sus cuerpos finos los satélites se parecen a las escobas voladoras de las brujas.

Despegue con un antiguo cohete nuclear

La construcción de estos artefactos de alta tecnología costó alrededor de 90 millones de euros y confrontó a los técnicos e ingenieros con grandes desafíos. Los satélites tuvieron que ser construidos de manera tal que los aparatos eléctricos interfirieran las mediciones magnéticas lo menos posible. Por esa razón se construyeron grandes partes de los satélites con fibra de carbono.

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La construcción de estos artefactos de alta tecnología costó alrededor de 90 millones de euros y confrontó a los técnicos e ingenieros con grandes desafíos.

Ahora que las últimas pruebas fueron finalizadas en Alemania, el trío será transportado en un par de semanas a Rusia. A mediados de julio serán lanzados al espacio por medio de un cohete desde el centro espacial Plesetsk, el cual está situado a 600 kilómetros al norte de Moscú.

Informes meteorológicos precisos

Con la ayuda de Swarm, así como de numerosos satélites solares, los investigadores podrán elaborar a largo plazo informes meteorológicos espaciales tan precisos como en la Tierra. A pesar de que las tormentas solares no presentan un peligro para las personas en la superficie terrestre, la radiación puede destruir los satélites, desintonizar las señales GPS y provocar cortocircuitos en las redes de electricidad.

Swarm es la cuarta misión del programa de la ESA “Earth Explorer”, la cual tiene como propósito examinar los fenómenos mas importantes del planeta. De momento se encuentran los satélites Cryosat, Goce und Smos en órbita. Examinan las regiones heladas de la Tierra, el campo de gravitación, así como la humedad de los suelos y el contenido de sal en los mares. Los científicos europeos son líderes mundiales en la observación terrestre y quieren mantener esa posición en los próximos años con otras misiones.

Autor: Dirk Lorenzen/Gabriel Domínguez
Editor: Pablo Kummetz

via dw.de

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