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viernes, 21 de diciembre de 2012

Las rebajas navideñas se extienden al fin del mundo

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El fin del mundo que podría llegar mañana, según el calendario maya, se convirtió en una oportunidad de oro para algunos negocios moscovitas en víspera de las fiestas navideñas.

A medida que la fecha se aproxima, los locales que prometían salvación por un elevado precio, decidieron abaratar sus ofertas. Al parecer, el sentido común y el bolsillo de los rusos no les permiten gastar miles de dólares en lujosas veladas apocalípticas.

Uno de los establecimientos que se apuntó a la bajada de precios del fin del mundo es el famoso búnker de Stalin, un lugar a 65 kilómetros bajo tierra que fue construido durante la Segunda Guerra Mundial por orden del líder soviético. Años más tarde, el local fue transformado en un museo con restaurante.

Hace una semana, la entrada para “sobrevivir” al fin del mundo en el famoso búnker costaba ni más ni menos que 1,5 millones de rublos (unos 49.000 dólares). Los dueños del establecimiento también pusieron en venta entradas “económicas” tres veces más baratas que las de clase VIP.

Mientras, ahora la velada cuesta "solamente" 30.000 rublos (es decir 1.000 dólares).

El búnker de Stalin, el más profundo del mundo, se encuentra en el centro de Moscú, a tan solo 3 kilómetros del Kremlin. Con 7.000 km cuadrados, el refugio ocupa un territorio casi equivalente a tres superficies de Luxemburgo.

Coste aparte, la diversión está garantizada. Los organizadores de la fiesta prometen a sus adinerados clientes un grandioso banquete con actuaciones en vivo y conexiones en directo con búnkeres de otros países que estarán mañana en el punto de mira de todo el mundo.

Para no fomentar el pánico, los organizadores dan a entender que la velada es solo un pasatiempo agradable, pues en su página también se pueden reservar plazas para la celebración del Año Nuevo. Eso sí, festejar la Nochevieja en el refugio nuclear no supondrá un esfuerzo económico tan grande como en el caso del Apocalipsis.

La espera del fin del mundo introdujo algunos cambios curiosos en el comportamiento de los consumidores moscovitas. Según las farmacias, en vísperas del 21 de diciembre se dispararon las ventas de tranquilizantes como valeriana y de productos de belleza caros. Pase lo que pase mañana, todo indica que los rusos se han propuesto a recibir el día muy serenos y arreglados de pies a cabeza.

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