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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Residentes de Los Ángeles rinden sus armas tras masacre de Newtown

VAN NUYS, EEUU (AFP)

Residentes de Los Ángeles hicieron largas colas el miércoles para rendir sus armas a la policía, que las intercambió por vales de comida sin hacer preguntas, en un trueque organizado a raíz de la reciente masacre de 20 niños en una escuela estadounidense.

Las autoridades prometieron que no se harían preguntas, no identificarían a los donantes ni anotarían las matrículas de sus vehículos.

En respuesta, decenas de angelinos hicieron largas colas para deshacerse de pistolas, revólveres, armas automáticas y hasta rifles antiguos sin bajarse de su automóvil, a cambio de vales de supermercado.

Un par de activistas pro-armas intentaban disuadir a los conductores, la mayoría hombres, argumentando que el desarme de la población es un riesgo para la comunidad.

Es el quinto año que la ciudad de Los Ángeles realiza el intercambio de armas por comida. El evento, que iba a realizarse en mayo del año próximo, fue adelantado a este miércoles en respuesta al tiroteo en Newtown, Connecticut (noreste), donde hace dos semanas un joven mató a 20 niños y seis mujeres antes de suicidarse.

El sargento Rudy López, portavoz de la Policía de Los Ángeles (LAPD), dijo a la AFP que el proceso estaba yendo muy bien comparado con ediciónes anteriores.

Residentes de Los Ángeles hicieron largas colas el miércoles para rendir sus armas a la policía, que las intercambió por vales de comida sin hacer preguntas, en un trueque organizado a raíz de la reciente masacre de 20 niños en una escuela estadounidense.

"Está resultando muy positivo. Mucha gente está haciendo colas de una hora y media", dijo López en Van Nuys, en el noreste del condado de Los Ángeles, una de las dos localidades donde tenía lugar el intercambio.

Al terminar la jornada, solamente en la localidad de Van Nuys la policía "rescató" 1.016 armas, entre ellas 41 rifles de asalto.

"Por suerte, muchos quieren hacer algo por la gente de Connecticut, y a su manera, con pequeños gestos, hacen su parte para retirar las armas de las calles", agregó López, mientras otro oficial sacaba las municiones de sus cajas y echaba las balas en un contenedor.

El hecho de que la policía no hiciera preguntas era un incentivo importante. "¿Ves esa?", dijo el portavoz, señalando un arma automática. "Esa tiene un silenciador. Eso es ilegal. Nosotros no dijimos nada".

"Algunas veces (la gente) corta el cañón, lo cual también es ilegal", prosiguió, mostrando un arma de asalto recortada. Esto se hace "para esconderla en la chaqueta, para cometer un crimen. Y no hicimos preguntas".

Los oficiales colocaban las armas y municiones en contenedores de basura separados para rifles, escopetas y revólveres, incluyendo algunas antigüedades que databan de la Segunda Guerra Mundial o antes, como un rifle de 1895.

En una mesa, se exponían a la prensa las 41 armas de asalto, entre ellas Uzis, Tec-9 y una "rara" pistola Derringer de cuatro cañones, que dispara cuatro balas al mismo tiempo. "Éstos son rifles militares, no se usan para la cacería", dijo sobre ellas el sargento López.

Los dueños obtenían vales de supermercado de 100 dólares a cambio de los rifles, escopetas y pistolas, y de 200 dólares a cambio de las armas de asalto.

"Las ciudades y los estados deben unirse al gobierno federal para hacer todo lo que sea posible, tan pronto como nos sea posible, para proteger a nuestras comunidades", declaró el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, al arrancar la jornada.

Los críticos cuestionan la efectividad de la recompra de armas, argumentando que las armas entregadas en estos eventos probablemente nunca iban a ser usadas en actividades criminales de todos modos.

Pero López respondió a estas críticas diciendo que "los chicos malos entran a robar las casas donde están estas armas".

El sargento agregó que la policía buscará el registro de cada arma, para asegurarse de que no estén denunciadas, y devolverá las que hayan sido robadas o perdidas. Las demás serán destruidas.

En la cola, un hombre de 51 años dijo que iba a devolver cuatro rifles que pertenecían a su fallecido padre.

"Las armas han estado ahí sin usar y existe este incentivo económico, así que por qué no", comentó a la AFP, sin querer decir su nombre.

En las cercanías, dos manifestantes buscaban evitar que los ciudadanos entregaran las armas.

"La amenaza es a nuestra libertad. Un pueblo libre debe estar armado", decía un cartel. "Patriotas, ¡no entreguen sus armas!", rezaba otro.

"Muchos países han caído bajo tiranías porque sus pueblos estaban desarmados", explicó a la AFP George Siegel, un marinero mercante de 35 años que se identificó como miembro de la organización pro-armas Sons Of Liberty.

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