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martes, 22 de enero de 2013

Unas calles más seguras cerca de las escuelas podrían resultar en menos niños atropellados por coches

Imagen de noticias HealthDay

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LUNES, 14 de enero (HealthDay News) -- Después de que la ciudad de Nueva York hiciera que las calles cercanas a algunas de sus escuelas fueran más seguras, el número de niños atropellados por coches cada año se redujo de forma sustancial, muestra un estudio reciente.

Los investigadores hallaron que la tasa de lesiones entre los niños peatones durante las horas de "desplazamientos escolares" se redujo en un 44 por ciento cerca de las escuelas donde la ciudad realizó los cambios en el tráfico. Los cambios incluyeron instalar más semáforos y badenes, colocar isletas en el centro de las calles anchas, y colocar letreros digitales que informan a los conductores la velocidad con que conducen.

Los expertos señalan que los hallazgos apuntan al éxito del programa nacional de Rutas Seguras a la Escuela, que se inició en 2005 para animar a los niños a caminar o a montar bicicleta para ir a la escuela.

"El estudio muestra que los programas de seguridad realmente funcionan", señaló Kate Carr, presidenta y directora ejecutiva de Safe Kids Worldwide, en Washington, D.C. "Hacer mejoras de sentido común cerca de las escuelas, al añadir aceras y badenes, mejorar los letreros y crear unos pasos de peatones más visibles, previene lesiones y salva vidas".

"En una época en que necesitamos unos mayores esfuerzos para reducir las distracciones de los peatones y de los conductores, los programas como el de Rutas Seguras a la Escuela son más importantes que nunca cuando se trata de la seguridad de los niños", añadió Carr, quien no participó en el estudio.

Originalmente, la motivación principal del programa era lograr que los niños tuvieran una mayor actividad física y controlar la obesidad infantil. Pero según los nuevos hallazgos, que aparecen en línea el 14 de enero y en la edición impresa de febrero de la revista Pediatrics, el programa también podría proteger a los niños de lesiones potencialmente graves o mortales.

"El motivo de que tantos niños no caminen a la escuela es que los padres se preocupan sobre la seguridad, y una de las mayores preocupaciones es el riesgo de lesiones peatonales", señaló el coautor del estudio Charles DiMaggio, profesor asociado del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York.

DiMaggio señaló que los hallazgos sugieren que el programa de Rutas Seguras a la Escuela podría prevenir muchas de esas lesiones. Pero DiMaggio y sus colegas todavía deben completar un estudio nacional para confirmarlo.

"Realmente necesitamos ver si el programa tiene efectos similares en otros lugares, fuera de la ciudad de Nueva York", apuntó DiMaggio.

A nivel nacional, el programa Rutas Seguras a la Escuela asignó 612 millones de dólares entre 2005 y 2009 a los estados para mejorar las aceras, calles y los patrones del tráfico cerca de las escuelas. Un informe sobre el progreso del programa publicado en agosto de 2011 mostró que 10,400 escuelas en los 50 estados y en Washington, D.C. contaban con el programa Rutas Seguras a la Escuela, y que un estimado de 4.8 millones de niños se veían afectados por el programa.

La ciudad de Nueva York usó su parte del dinero del programa Rutas Seguras a la Escuela en las 124 escuelas con las tasas más altas de lesiones de tráfico. Hasta 2009, 30 escuelas habían emplazado al menos algunas medidas de seguridad.

El equipo de DiMaggio halló que menos niños de esas 30 escuelas habían sido atropellados por vehículos en 2009 y 2010, en comparación con el periodo de 2001 a 2008.

En las horas antes y después de la escuela, cuando los niños están en la calle, la tasa de lesiones de tráfico entre los niños y adolescentes se redujo de ocho por 10,000 a 4.4 por 10,000, una reducción del 44 por ciento.

Al contrario, la tasa de lesiones se mantuvo estable en las escuelas que no habían recibido ninguna mejora de seguridad.

La Dra. Karen Sheehan es directora médica del Centro de Prevención e Investigación de las Lesiones del Hospital Pediátrico Lurie, en Chicago. Dijo que "una de las preocupaciones de los defensores de salud pública ha sido que si se logra que los niños caminen más para reducir la obesidad, ¿los pondríamos en riesgo de que los choque un coche porque tendrían más oportunidades de ser lesionados?".

"Pero este estudio muestra que hay cambios estructurales que podemos realizar para mantener a los niños seguros", señaló Sheehan, quien no participó en el estudio.

DiMaggio concurrió en que las metas de lograr que los niños hagan ejercicio al aire libre y de mantenerlos seguros "no tienen que ser mutuamente exclusivas".

"Se pueden hacer ambas cosas", aseguró. "Los niños pueden ser niños, y estar seguros de cualquier forma".


Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

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